
Su congregación se llamó Misioneras de la Caridad y sus centros se extendieron a un centenar de países. El corazón de estas monjas también se abrió para enfermos de SIDA, mujeres maltratadas y drogadictos.
Muchos la consideraban "una santa viviente". Otros la criticaban por su acérrima posición antiabortista, por su oposición al control de la natalidad o por aceptar la ayuda económica de personajes como Jean Claude Duvalier, el ex dictador de Haití. Lo cierto es que esta mujer de un metro y medio de estatura fue una madre incondicional para millones de desamparados. Y a ella nunca le preocupó que el amor que les prodigaba encajara con lo "políticamente correcta."

Acá algunas de sus célebres frases:
"Cada hombre es importante y merece nuestra atención.
Nosotros siempre tratamos con individuos, nunca con las masas. Pero si esperamos que haya muchos, entonces nos perderíamos en la cantidad y nos haríamos nada por nadie."
"Encontré una mujer moribunda en las calles. La traje a nuestro hogar. Cuando la acosté a una pequeña cama, me sonrió, tomó mi mano y dijo una sola palabra. “ Gracias “. Luego murió. Ella me dio mucho más de lo que yo hacía por ella. Me dio su gratitud."
"Hemos sido creados para grandes destinos. Sólo tenemos que comprenderlos."
"La compasión es como el vuelo del alma hacia el prójimo."
"En el fondo todo creemos. Algunos se resisten porque no están dispuestos a un cambio. El dice que no cree, ya está abrazando la idea de una creencia."
"Tómate tiempo para hacer caridad. Es la llave del cielo."
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